Al comenzar la edición de este blog, consulté a Dios en oración, que nombre sería el adecuado para colocarle a esta página que publicaremos, él y yo, en internet. Al orar, de rodillas, humillé mi corazón y confesándome como el hombre más pecador de este mundo viene a mi mente el pasaje bíblico descrito en Éxodo 3:3. “La zarza ardiendo”- pensé. ¡Sí!, porque tiene un gran mensaje…La zarza…El fuego que no se apaga…La curiosidad de Moisés…La gloria de Dios en ese lugar y,… Dios hablando al hombre.
Sí, así como Moisés quiso saber porqué la zarza no se consumía, el hombre debe tener curiosidad por conocer más sobre los misterios de Dios revelados en Las Sagradas Escrituras. Esta llama que no se apagaba, hizo que este hombre, pastor de ovejas, se acercara hasta aquél lugar con los ojos desorbitados por la sobrenatural visión, llenándolo de asombro.
Así también, este espacio llamado “La zarza ardiendo”, tiene por objetivo compartir las enseñanzas que por misericordia, Dios me ha permitido comprender, y en el acto, han llenado mi alma de regocijo.
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