domingo, 2 de septiembre de 2007

LA VINOLENCIA Y EL VINOLENTO

Estas palabras son, quizás, desconocidas como medio de comunicación en nuestro idioma; sin embargo, sin darnos cuentas, son muy comunes en nuestro diario vivir para muchas personas que están cautivas de estas; como veremos a continuación.

La palabra vinolencia quiere decir: Exceso en el beber vino. O sea, beber mas allá de lo normal, si pudiéramos decirlo así, de la capacidad que pueda resistir el organismo sin dañar su buena y normal digestión.

Y la palabra vinolento se refiere a la persona que padece esta obsesión, o sea, que es dada al vino, que no puede estar tranquila sin libar este néctar de los dioses, así le llaman algunos, para endiosar y envalentonar a los mas pacatos para que se lancen de cabeza al frasco. Nosotros debiéramos llamarle: Narcótico de Satanás; por las consecuencias malignas que produce su efecto una vez sedado el organismo, por el alcohol que este posee. La vinolencia puede producir intoxicación y en algunos casos ser fatal.

Si decimos vinolento suena mas bonita esta palabra, es mas elegante, le da mas estatus al beodo, que decirle ebrio, embriagado, bebido, borracho, curda, achispado, etc., etc.; podríamos agregar muchos mas apelativos, pero no es momento para esto.

Para poder escapar de este mal el vinolento tiene tres maneras de lograrlo; esto lo decimos a manera de sugerencia: a) Consultar un buen facultativo, y que lo ponga bajo un buen tratamiento. b) Hacerse socio de un club de abstemio, y ser ayudado por estos. y c) Ponerse en las manos de Dios, que lo puede sanar para siempre de este mal sin volver a reincidir. Y en esta última posibilidad nos atrevemos a garantizar la efectividad total; no desmereciendo las anteriores.

Dios, quiere librar al hombre de las diferentes trampas que le pone Satanás el diablo. Este engañador, usa sus artimañas, para adormecerle la mente al hombre y alejarlo del amor eterno de Dios hacia su obra perfecta que es la raza humana. ¿Quién puede medir la insondable profundidad, altura y longitud de amor que está dándonos este Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo? La palabra de Dios, es una Ley, tiene fiel cumplimiento. Cada promesa hecha por él, es y será una realidad. El nos dio a su Hijo. Leamos que nos dice su palabra en San Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Cuando alguien ama de esta manera, como lo hace Dios, y como lo hizo Jesús, dan ganas de extender nuestra mano y estrechar la de él, y decirle: Dios creo en todas tus promesas, porque hasta aquí se han ido cumpliendo, creo también en las que faltan por cumplirse. Como prueba de esto que estamos diciendo, leamos lo que dijo Jesús: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (San Juan 15:13). Cuando dice uno, está hablando de él mismo. El muere por nosotros los que creemos en su nombre. Nos libera de todos los males que nos aquejan, del pecado, de los vicios, regenera nuestras vidas, nos hace nuevas criaturas, y nuestras vidas son y serán distintas, alegres junto a los nuestros. El puso su vida por nosotros, él murió por nosotros, y resucitó por nosotros, para no dejarnos solos; y cuando se fue hizo una promesa: No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros. (San Juan14:18) Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (El Espíritu Santo). (San Juan14:16).

Si Dios nos ama así, entonces, acerquémonos con confianza, y hagámonos amigo de él. Pidámosle que nos sane de nuestros males que nos aquejan. Escrito está: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”(Isaías53:4).

También Dios quiere hoy que conozcamos algunos pensamientos revelados a los hombres a través de los tiempos por medio de Las Sagradas Escrituras, en relación a este vicio que es el vino y sus consecuencias:
“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio”. (Proverbios 20:1)
“No mires el vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor.”(Proverbios 23:31 y 32).
Y para concluir, leeremos lo que dice este mismo rey: “No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos”(Proverbios 23:20 y 21).
“Oye, hijo mío, y se sabio, y endereza tu corazón al camino”(Proverbios23:19).